El proceso de tapizado se divide en tres pasos diferenciados: crear una superficie segura, acolchar y, por último, colocar la tela.
El primer paso es desmontar el viejo tapizado. Con la ayuda de un destornillador y un par de alicates se extraen las grapas viejas, y se retira la tela estropeada y el relleno.
Para comenzar con el trabajo, se colocan cuatro o cinco cinchas en la parte superior del bastidor del asiento. Después, se grapan una a una. Primero, se sujeta un extremo con al menos cinco grapas, se tensa la cincha hasta un 10 por ciento de su longitud, y se grapa el otro extremo. Tras repetir este proceso con el resto de las cintas, se colocan otras cuatro o cinco tiras de forma transversal, y entrelazadas con las anteriores, y se fijan a la estructura. Cuanto mayor es el asiento, serán necesarias un mayor número de cinchas. Por último, se cubren las cinchas con una tela o arpillera del mismo tamaño que el bastidor, y se grapa sobre éste último.
La función de esta tela es proteger el relleno de espuma del asiento, por lo que debe quedar algo tensa. Para ello, se pone una grapa en el centro de uno de los laterales; se estira la tela, y se coloca la siguiente grapa en el lateral opuesto. Después, se fija una tercera grapa en el centro del tercer lateral, y la cuarta en el centro del lado opuesto. Para terminar con esta tarea, se ponen grapas por los cuatro laterales de forma alterna, y se tensa la tela cada vez que se coloca una nueva. Los ángulos se dejan para el final. Para rematar se hace un pliegue en la tela, y se grapa. Si la silla en vez de bastidor tiene un tablero, este proceso no es necesario, y el trabajo empieza con el acolchado.
Cuanto mayor es el asiento, serán necesarias un mayor número de cinchas
Para el acolchado hay que cortar un trozo de espuma de tres centímetros de espesor, de modo que sobresalgan otros tres centímetros por los lados del bastidor, o tablero. Después se preparan las siguientes capas de espuma, cuyo tamaño y grosor dependerán del volumen que se le quiera dar al asiento. Por lo general, tres capas son suficientes. La primera de 3, la segunda de 2 y la tercera de 1 centímetro de grosor.
Se pegan las capas de espuma entre sí en forma de pirámide, y se colocan sobre la tela del bastidor con la capa más grande hacia el exterior. El siguiente paso es fijar el relleno al canto del bastidor. Para ello, se empieza a grapar por el centro de uno de los laterales, y se continúa con este proceso de la forma descrita para la arpillera, pero en este caso, sin tensar.
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