Las plantas siemprevivas son una excelente opción para diseñar un jardín en un plato. Descubramos dónde crecen mejor.
Plantá Sempervivum o siemprevivas en un recipiente y movelas de un lugar a otro de acuerdo con el sol. Las siemprevivas son plantas chiquitas y suculentas que se originan en Europa, el norte de África y Asia, donde se encuentran alrededor de 40 especies que crecen en forma natural.
Las rosetas simétricas de hojas carnosas son atractivas y varían de color verde a casi negro. Muchas tienen bordes coloridos, mientras que otras están cubiertas de hilos parecidos a los de una telaraña. Cada roseta de hojas muere después de florecer pero es reemplazada por varios bulbos sostenidos en los tallos rastreros laterales.
Las flores con forma de estrella se sostienen sobre espigas delgadas que van del color blanco al amarillo, rojo y púrpura. Por lo general no se ven las flores en las plantas.
¿Dónde crecen mejor las siemprevivas?
A pleno sol, en tierra arenosa bien drenada. Es posible que necesiten estar a la sombra del sol caliente de verano.
En ollas chiquitas, recipientes poco profundos y jardines de piedritas.
En regiones que no tengan inviernos húmedos que puedan provocar la descomposición, a pesar de que son resistentes al frío.
Datos interesantes sobre las siemprevivas:
La Sempervivum tectorum se plantaba en los techos de las casas de muchas partes de Europa a modo de protección contra las tormentas, pestes y el fuego.
Se colocaban pequeños bulbos en los techos de paja con una mezcla de estiércol de vaca y tierra.
Las hojas se usaban para el tratamiento de diferentes condiciones de la piel como verrugas, escaldaduras, mordeduras, quemaduras y picazones.
Lo que necesitás:
- Plantas Sempervivum
- Plato playo o bol
- Grava de drenaje
- Arena gruesa lavada o gravilla
- Tierra para macetas
- Piedritas decorativas o barra de árbol
- Cubierta de grava
- Varilla sólida de alrededor de 40 cm de largo y 10 mm de diámetro
- Regadera
Lo que hay que hacer:
Paso 1: Colocá bastante grava gruesa en el centro del bol. Rellená alrededor con arena y ubicá la piedra decorativa más grande. Mezclá partes iguales de grava y tierra para macetas y usá esta mezcla para plantar.
Paso 2: Colocá las plantas en el bol y agregá la mezcla de tierra y arena. Después usá la varilla para acomodarla de modo que quede firme alrededor de la planta. Si es necesario, seguí agregando más piedras decorativas hasta llenar el recipiente.
Paso 3: Cubrí la superficie con grava tamizada para darle la terminación al jardín en el plato.
Paso 4: Rociá con agua. No le pongas demasiada, ya que la base del recipiente no tiene un agujero para drenar.
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