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Cultivar coles de Bruselas en maceta

Las coles de Bruselas , por su crecimiento vertical, son ideales para su cultivo en maceta. Es muy sencillo y nos dará grandes satisfacciones // Fuente http://www.guiadejardineria.com Comenzaremos eligiendo la maceta perfecta para cultivar nuestros ejemplares. Una maceta de 30-35 cm de diámetro y otros tantos de profundidad será ideal para cada planta. Si queremos plantar dos ejemplares juntos la maceta deberá medir al menos unos 45-50 cm de diámetro. Es preferible usar macetas de barro ya que drenan bien y permiten el paso del aire. Las coles necesitan temperaturas frescas para crecer correctamente. En zonas de clima fresco se pueden plantar en primavera, en cambio en zonas de clima templado es mejor plantarlas a finales de verano o principios de otoño. La siembra a partir de semillas se hace a 1,5 cm de profundidad y la temperatura del suelo debe estar entre 7 y 30ºC. Entre 5 y 20 días tardan las semillas en germinar. Cuando las plántulas tengan unos 10-15 cm de altura se
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Soldaduras

Soldaduras blandas y duras

Las soldaduras pueden ser blandas o duras. La diferencia entre ambas radica en el tipo de aglutinante o material utilizado para realizarlas y el punto de fusión del mismo. Para realizar una soldadura blanda, se utiliza una aleación de estaño y plomo. Para soldaduras duras, se usa cobre o plata. En ambos casos, además del aglutinante, se necesita un fundente que disuelva la capa de óxido que se forma al calentar la pieza, y que proteja y refuerce la unión.

Cómo realizar una soldadura blanda

Para realizar una soldadura blanda, se utiliza como aglutinante una aleación de estaño y plomo en forma de varilla, que alcanza el punto de fusión a menos de 200ºC.

Este tipo de soldadura se utiliza sobre todo para unir tuberías de agua a presión. Para un óptimo resultado, es necesario limpiar los tubos y eliminar con un papel de lija todas las rebabas que puedan tener. También es indispensable eliminar el óxido y la suciedad que hayan podido quedar adheridos en el interior y exterior de los extremos de las tuberías con un estropajo de lanas de acero. Para evitar que el óxido se forme de nuevo, hay que aplicar en la zona un producto abrasivo antioxidante.

Este tipo de soldadura se utiliza sobre todo para unir tuberías de agua a presión
A continuación, se ensancha el extremo de uno de los tubos con un abocardador. Esta herramienta realiza un deformación troncocónica (en forma de bocina) en el tubo, que facilita el empalme y evita fisuras. Tras empalmar ambas piezas, hay que asegurar que quedan bien ajustadas, ya que si hay holgura puede ocurrir que no suelden bien o que el movimiento de las piezas termine por romper la soldadura.

Para que la soldadura no se desprenda, hay que impregnar con resina los extremos de ambas piezas. Después, se calienta el empalme con el soplete y, una vez caliente, se aplica sobre el mismo la varilla de estaño. Con la mano libre se acerca el soplete para derretir el aglutinante, que se deberá repartir por toda la zona.

Terminada la soldadura, con el estaño todavía en fusión, se pasa un trapo limpio doblado para eliminar las rebabas.

Soldaduras duras o fuertes

Esta soldadura necesita aglutinantes, como el cobre o la plata, que se fundan a unos 800ºC de temperatura, por lo que también precisan de una mayor presión de gas en el soplete. Por sus características, la soldadura fuerte es la más habitual en trabajos de canalizaciones de calefacción y tuberías de gas.

Dentro de este grupo se encuentra la soldadura eléctrica por arco, la soldadura eléctrica por puntos o la oxiacetilénica, entre otras.

Soldadura con soplete

La soldadura consiste en unir dos piezas metálicas mediante fusión. Es habitual emplear esta técnica en las tuberías de cobre, pero también es posible utilizarla en otras piezas compuestas de plomo, estaño, zinc, aluminio o latón. La unión de los elementos se logra a través del principio de capilaridad. Este fenómeno requiere, además de las piezas que se vayan a soldar, un material fundible denominado metal de aportación. Cuando éste se funde y entra en contacto con los otros dos elementos, también calentados con anterioridad, penetra entre ellos hasta unirlos. Según el tipo de metal que se emplee como material de aportación la forma de soldar es diferente.

Tipos de soldadura

Las soldaduras se clasifican en dos grandes grupos: blandas y duras. En las primeras, el metal añadido es una aleación de estaño fundente, con una temperatura de fusión entre 180ºC y 200ºC. Este tipo de soldadura es una técnica válida para unir metales sometidos a contracciones mecánicas débiles, como canalizaciones de agua fría. Se estima que en estas uniones las tracciones superiores a 5 kg por milímetro cuadrado son suficientes para romperlas.

En las soldaduras duras, el metal de aportación es la plata, el cobre o el aluminio. Estos se vuelven licuables entre los 650ºC y 750ºC. Sólo es posible esta técnica en piezas metálicas que toleren temperaturas similares. Las soldaduras duras se utilizan para ensambles sometidos a fuertes contracciones mecánicas, como las canalizaciones de agua caliente o gas, y las verjas. Su resistencia es diez veces superior a la de las blandas. Este sistema no permite ensamblar piezas de estaño, zinc o plomo.

En tuberías de cobre

Para unir una tubería de cobre con una conexión mediante soldadura, en primer lugar, es conveniente decapar con papel de lija o una lana de acero ambas piezas. A continuación, se debe aplicar con la ayuda de un pincel una capa de pasta desoxidante sobre las superficies que se vayan a soldar. Si la soldadura se realiza en una tubería apoyada en una pared, es aconsejable protegerla contra las llamas con una pantalla de protección rígida o flexible para evitar desperfectos.

La resistencia de las uniones con soldadura de plata, cobre o aluminio es más fuerte
Una vez que el material está preparado, se debe calentar el metal con un soplete o una lámpara para soldar. Para ello, es necesario regular la llama y dar calor hasta que los elementos cambien de color cobre a rojo oscuro. Después, hay que aplicar de nuevo decapante con una varilla de soldar y mantener el calor en la zona, sin exponer la vara de forma directa a la llama del soplete. Para eliminar los restos de pasta desoxidante, se deja enfriar y se limpia la soldadura con un trapo humedecido en agua.

Soldadura autógena


Además de las opciones anteriores, es posible soldar dos elementos sin emplear un metal de aportación. La soldadura autógena, también conocida como oxicombustible, consiste en ensamblar dos piezas de metal de la misma naturaleza mediante su fusión. Este tipo de unión se utiliza para soldar tubos, sillas o bicicletas y es un proceso de trabajo habitual también en talleres mecánicos. Es apropiada para ensambles sometidos a fuertes contracciones mecánicas y requiere una temperatura de calentamiento de 1.500ºC.

En las autógenas, el calor lo proporciona una llama que se genera por la combustión de una mezcla de acetileno y oxígeno en partes iguales. El efecto calorífico funde los extremos que se unen al enfriarse y solidificarse. De esta manera, se logra un enlace homogéneo.

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